sábado, 5 de septiembre de 2020

Espectros y duendes

 Parte I. El camino desde el arcade hasta la conversión

No sé si por el título habrás caído en la cuenta sobre que juego voy a escribir en esta ocasión. Para mi es uno de los juegos mas queridos para C64. Además es un programa que ha estado 'persiguiéndome', o mas persiguiéndole yo a él, hasta prácticamente nuestros días.

No voy a mantener el misterio durante mas tiempo, el programa no es ni mas ni menos que Ghosts 'n Goblins. Voy hacer un pequeño viaje por mi mente para recordar y desgranar poco a poco mi relación con este juego. 

Pensando en como voy afrontar mi nuevo 'análisis' me he dado cuenta de que la mente es como una base de datos sin indexar, quizás sea por deformación profesional tiendo a simplificar las cosas hacia los ordenadores y todo lo relacionado con ellos... Encauzando mi línea de pensamiento, como decía una base de datos no indexada. Pero esta maravillosa máquina que es la memoria solo debe encontrar un punto de acceso, e inmediatamente trae a primer plano recuerdos, a su vez éstos llaman a otros, y poco a poco forman una historia, la historia de tu vida.

Por eso, accediendo, y accediendo, cuando me he querido dar cuenta llevaba escrito demasiado. Solo he tecleado una parte de mis ‘primeras relaciones’ con el susodicho juego, y mas que una entrada de un blog, parece un ‘ensayo’ infumable de los recuerdos del abuelo cebolleta de turno, perdido en una maraña de hilos de pensamiento, los cuales al final, no llevan a ningún sitio. Por lo tanto, aunque por el título lo habrás descubierto, esta va a ser la primera parte, obviamente será seguida de una segunda, esperemos que sea la ultima… 

Sin mas preámbulos comenzamos.

Como de costumbre vamos a empezar por el principio, y al principio de la mayoría de estas historias de señor perdido en sus recuerdos, empiezan con un arcade. ¡Otra vez con una máquina! Si amigo 'ochobitero', mi infancia y pre-adolescencia tienen mucho que ver estos cacharros, pues en esa época estaban anclados en todo tipo de lugares públicos.

En aquellos tiempos mi barrio era un hervidero de chavalería. Un barrio con sus edificios de diez plantas construidos desde los principios de los setenta. Un barrio obrero donde la vida era un poquito diferente a la actual. Como decía, hubo una época en que coincidíamos una manada de chavales que nos identificamos por el bloque al que pertenecíamos, jugábamos en la calle, principalmente al fútbol, sin olvidar las chapas o juegos como el 'visto'. Si tienes mas o menos mi edad seguro que lo has jugado, pero con otro nombre, en otra ocasión lo escribo, porque ya me estoy escorando, descentrándome de mi rumbo.

Pues por allí estábamos, vacaciones, calor, viendo cada día con la intensidad de la juventud. Sabiendo cual arcade estaba en cada uno de los locales de mi barrio. Si recuerdas el anterior capítulo, sabrás como poseía en mi cabecita un preciso mapa de todas y cada una de las máquinas recreativas. Pesándolo ahora, en mi barrio existían muchos bares…

Pronto recibí buenas nuevas, una ‘nueva’ máquina había aparecido en el barrio, su nombre: 'la de los zombis'. Para mi, la mayoría de los arcades tenían denominaciones propias del grupo que las frecuentaba. Así tenemos nombres como, 'la máquina del ninja y el perro', o 'la del Ferrari'. Pero volvamos a la historia, el sitio en cuestión donde se encontraba, era pequeño, muy pequeño, una taberna. El local no me gusto, no tenía buena fama en el barrio, y su aspecto exterior era muy cutre. Oscuro, con un olor vamos a llamarlo peculiar. Mezcla de tabaco negro, con toques de fritanga, dejando al final del paladar un regusto amargo a tercio de Mahou. A la izquierda de la puerta del local habían instalado el cajón, bajo, con una gran curva a los lados, no era de los grandes, mas bien pequeño. A su lado se apilaban cajas de cervezas sobre un par de barriles plateados. Este primer encuentro fue infructuoso, la máquina estaba literalmente enterrada en gente, chavales mas altos y mayores, por lo tanto no pude ver mucho. Habría que dejarlo para otra ocasión. Fue difícil asomarse para comprobar de que se trataba, siempre estaba abarrotada. 

Casi me olvidé de ello, como he mencionado el sitio no tenía buena fama, pero un día no sé por qué me acerqué o quizás pasé por allí... Increíblemente la máquina se encontraba vacía ¡estaba de suerte! Inmediatamente me dispuse a realizar la consabida inspección. Como ya he dicho el cajón era mas pequeño de lo que estaba acostumbrado, con dos pronunciadas curvas en los laterales, la pantalla estaba muy inclinada hacia abajo, casi tenías que asomarte para ver lo que se cocía en su interior. No recuerdo marquesina iluminada encima de ella. Una sola palanca con dos botones, cuando me asomé me encuentro esto:

Jeroglífico digno de las pirámides…

¡Leñes! ¡Qué raro es esto! Con el tiempo lo he descubierto, era la versión japonesa de la placa. Como buen 'arcadiano' había que dejar a la máquina mostrar sus 'encantos'. Me refiero a la 'demo' del juego, espero no pensaras en otras cosas, ya llegaran 'esas' máquinas. Tras el inteligible título aparece un barbudo en armadura, lanzando ¿lanzas?, mientras salta entre tumbas, es acosado por zombies azules con los ojos rojos. Entonces ¡sorpresa! Al ser alcanzado por uno de los zombies, o es por el escupitajo maligno de la planta carnívora, salta hacia un lado y se queda en gayumbos. Toda esta primera impresión se encuentra en mi mente con colores apagados, posiblemente el tubo del monitor estaba gastado, aunque no se notaban las siluetas del fósforo quemado, pero si tenía como una pátina de brillo bajo, puede que solo fuera polvo acumulado en la pantalla... Quién sabe.

Esta máquina me causo muy buena impresión, esa atmósfera de película de terror de serie B, junto con un personaje tan carismático en calzoncillos, me hizo amarla inmediatamente. No recuerdo jugar en aquel momento, es muy posible que no llevara dinero, o incluso fuera a por algún recado, no teniendo tiempo de entretenerme. De hecho creo no jugar en ese bar/taberna, primero porque casi siempre estaba ocupada. Segundo, fui advertido por mis progenitores del sitio. Ellos ya conocían mi 'filia' por las máquinas de marcianitos, y sabían que merodeaba por el barrio buscando 'víctimas', entrando en cualquier garito gracias a mi inocencia juvenil.

He estado dándole vueltas, me he topado varias veces con este arcade, y he estado meditando la primera vez que realmente jugué con él. Me voy a decantar por una de las visitas a Guadalajara para ver a mis abuelos. Cerca de su casa había una cafetería y allí el consabido arcade. ¡Qué bendita época! Prácticamente todos los locales tenían una de éstas. No voy a describir de nuevo el cajón porque, no me voy a repetir, ya lo hago mucho, y si te soy sincero no me acuerdo. Pero si recuerdo el nombre en inglés.

Pensado en retrospectiva, la 'fuente' de la versión japonesa mola más.

Los consabidos cinco duros aparecerían en mi bolsillo de esa 'paga' dominical mencionada en anteriores capítulos, o quizás un regalo de mi abuelo. Introduzco la moneda e inmediatamente suena un efecto fantasmagórico, reconozco que desde el primer instante te metían en situación. Pulsamos el botón y la consabida escena inicial del rapto de la princesa por el malvado demonio. Nuestro héroe se enfunda en su armadura…Y entonces... Suena la música inicial, desde ese momento grabada en mis neuronas, según escribo la estoy tarareando. Junto al 'loader' de Rambo de C64, son de las músicas marcadas a fuego en mi interior. Empieza la aventura, disparamos a diestro y siniestro, los zombies aparecen por doquier, llego a la primera tumba... El drama comienza, debo pulsar el otro botón para saltar. Salto, pero con tan mala fortuna que un malvado zombie emerge del suelo justo donde voy a caer. Ya estamos en 'deshavillé', seguimos avanzando a duras penas, los enemigos tienen muy mala leche. Llegamos a un montículo, una planta carnívora nos recibe con uno de sus esputos envenenados, ¡salta!, ¡agáchate! Esa indecisión hace que el pobre caballero se convierta en un saquito de huesos... Aparece un mapa, en el cual se nos muestra nuestro progreso. Al principio el indicador se me antoja una ¿pluma? Me doy cuenta de lo surrealista de la idea, es lo que pareció por mucho tiempo, con el paso de las partidas me di cuenta, es el casco del caballero, o no... El mapa me alucina, el juego es enorme ¿cuántas fases tiene? Vamos con la segunda vida, esta vez tenemos mas cuidado donde aparecen los zombies, avanzamos con cuidado, aquí está nuestro primer reto lanza gargajos. Subimos por la escalera, pero la maldita anticipa nuestro movimiento. De un salto, mientras somos despojados de nuestra querida armadura, llegamos arriba, esta vez no hay salvación para nuestra enemiga, desaparece en una explosión fantasmal. Seguimos por la parte superior del montículo, los enemigos siguen emergiendo, pero se despachan mientras salto entre lápidas. Otra planta, pero esta vez no le doy tiempo a reaccionar, se volatiliza bajo mi certero lanzamiento. El montículo termina, caemos al suelo, continuamos avanzado. Un cuervo nos grazna desafiante posado en una lápida, también es finiquitado de otro certero disparo. Salto la tumba, noto que los zombies han desaparecido. El scroll sigue avanzando, un 'demonio' rojo aparece soltando un chillido. Empieza a moverse arriba y abajo, ¿también me escupe?, debe ser marca de la casa eso de que los engendros diabólicos 'gargajeen' a la gente. Intento acertarle pero me es imposible. De repente, mientras vuela, enfila hacia a mi cual kamikaze suicida.... La musiquilla de la muerte de nuestro protagonista junto con sus huesos aparecen de nuevo. La última vida es mas o menos la misma historia… Vuelvo a la barra donde mi padre me mira divertido, a él nunca le gustaron estas cosas, ni los ordenadores. "Siempre pierdes con estos juegos", me decía. Yo escuchaba distraído mientras bebía mi Trina de naranja, entre nervioso y frustrado, deseando jugar otra partida.

Ya he mencionado que este arcade me le encontré por muchos sitios, pero antes de pasar a la historia 'ochobitera' del juego, quiero mencionar dos pequeñas anécdotas.

Acudí con un amigo a un bar donde estaba el GnG, queríamos echar una ‘partideja’. Yo jugaría primero porque al ser muy malo acabaría pronto. Mi amigo probablemente llegaría mucho, mucho, mas lejos. Es de las personas que se le daban bien todo tipo de juegos, sobre todo los arcades. La máquina estaba ocupada por dos personas, ambas nos doblaban la edad probablemente. El hombre joven, lo voy a llamar así, tal vez tendría unos treinta mas o menos, jugaba muy mal, incluso peor que yo, que ya es decir. Se le notaba agarrotado, sudoroso, no solía jugar a los arcades. El otro apoyado a un lado del cajón miraba sonriente, mientras soltaba pequeñas puyas sobre su destreza. Nosotros nos acercamos, empezamos a mirar mientras comentábamos cosas del juego, esperando pacientemente nuestro turno. En esas estábamos cuando recoge el arma de la antorcha, en mi opinión la peor de todo el juego. Entonces cual niño repelente, empecé con todo tipo de comentarios despectivos del arma: Mira como se mueve, el pobre alcance, no sirve para nada... El joven apoyado en la máquina me miraba con una sonrisa de oreja a oreja mientras apuraba su botellín, el jugador se 'encabronaba' cada vez mas, soltando bufidos, chasquidos de desaprobación, y comentarios del tipo: "Pues a mi me mola el fuego". Cuando acabó, con cara de enfado, mirándome de reojo, revolvió en su bolsillo sacando veinte duros, e inmediatamente los deslizó por el cajetín. Esto era un fastidio cuatro créditos del tirón. Ante la malhumorada maniobra, mi amigo me tiró un poco de la manga haciéndome una seña para irnos del local. El mismo me comentó que me había pasado un poco, en ese momento no me di cuenta de mis desafortunados comentarios, y de lo cerca que había estado de ganarme un tortazo, no sé sin razón, juzgad por vosotros mismos.

La segunda anécdota, prometo que no será la última, es otra situación completamente diferente, una celebración familiar, posiblemente un cumpleaños. Recuerdo un restaurante en Madrid, era invierno, llovía a mares. Mis primos y yo, como niños, nos inquietábamos después de los postres, los 'mayores' hablaban y los 'pequeños' nos aburríamos. Al final siempre nos daban permiso para deambular un poco. 

Tras el postre mis primos y yo nos acercamos a la máquina del restaurante que curiosamente también era GnG. Jugaba un niño, mas que pequeño que nosotros mientras un adulto, su padre tal vez, le miraba. El chavalin estaba parapetado, agachado, disparando sin fin a una de las lápidas. De repente apareció un espectro encima de ella echándole un maldición, convirtiéndolo en ¡rana! Me quede perplejo, no tenía ni idea de este 'truco'. El niño, también completamente descolocado, empezó a saltar sin control por el escenario. El chico tenía potra, avanzaba por el escenario sin ser tocado por los zombies, ignorando al demonio rojo, continuó avanzado. "¿Qué hago ahora?" pregunto confundido, el adulto le contesto: "Mira hay agua, métete dentro." Realmente es una consecuencia lógica si eres una rana…

La historia con este juego no acaba aquí, tenemos una segunda parte, e incluso un ‘remember’ tan de moda ahora con algunas canciones, conciertos, o lo que sea.

Por supuesto pronto descubrí las conversiones del juego para los ordenadores de ocho bits. Como de costumbre, mi revista favorita redacta su artículo. Ya sé, me vais a tachar de repetirme mucho, pero no puedo resistirme a mencionarlo.

Micromanía número 16, año II. En la propia portada se menciona el GnG “Con cargador de vidas infinitas”

Como podéis imaginar es otro de los artículos mas queridos por mi parte, un Patas Arriba, como el ‘Diox Ochobitero’ manda. Historia divertida, con final inesperado, te cuenta de forma novelada las tres fases del juego de Spectrum, animadas por unas caricaturas de los enemigos, armas, protagonista y princesa, además del consabido cargador. Curiosamente el especial de la revista publicado en ese mes, también contiene una reseña del mismo juego para su versión de Amstrad.

No recuerdo leer en la revista la versión de C64, lo mismo está por alguno de los números.

¿Cómo conocí la versión de mi querido C64? Pues curiosamente de mano de un compañero del cole, él también tenía un C64. La versión vulgarmente llamada ‘la panera’, yo tengo la versión C, la cual se parece mas a un C128. El compi tenía en su posesión el GnG, por supuesto me emocioné muchísimo, e insistí en acompañarle a su casa después de las clases para incarle el diente y lo mismo llevarme a casa una copia. Cuando llegamos a su casa su hermano mayor usaba el equipo. Puso cara de fastidio cuando su madre le ‘obligó’ a dejarnos usar el ordenador. Algo que siempre he recordado de ese día, y todavía no entiendo bien, antes de levantarse de mala gana escribió “SYS 7” mas return. 

Ahora poseo unos ínfimos conocimientos de informática, pero sigo intrigado con esa llamada, pues si bien no estoy seguro de nada, ya sabéis la senectud, la dirección 7 del C64 forma parte de la memoria llamada página cero. No sé muy bien lo que pretendía, pero le dio igual, pues su hermano pequeño apago y encendió el C64.

Otra cosa me llamó la atención, no tenía el ordenador ‘enganchado’ a un televisor compartido en el salón de casa como yo, si no a un monitor de la propia marca. Solo los había visto en los escaparates, pero éste tenía un fallo mayúsculo para mí, era de fósforo verde. 

Para mi asombro y decepción también, veo aparecer un disco de 5 ¼, insertándolo en una flamante disquetera 1541. Mis ilusiones de llevarme una copia se esfumaron con el sonido de los cabezales de la unidad cargando el programa. Por lo menos pude probarlo, llevándome un grata sorpresa. Era mejor en comparación con las fotos que había visto en las revistas. Además estaba la fase del bosque, la de los trolls… ¡Una maravilla! Voy a parar aquí, me reservo el ‘análisis subjetivo, personal y transferible’ para después, cuando lleguemos a poseer una copia propia. Aunque algo decepcionado, las ganas de conseguir el juego aumentaron de forma exponencial. 

La vida continua y conozco a un vecino de mi barrio que también tiene un C64 ¡vaya suerte! Me dije, no conocía a muchos poseedores de mi mismo modelo. Empezamos a intercambiar juegos, e incluso se ofrece a grabarme algunas cintas. Si, lo sé, esto es piratería pura y dura, pero entonces, yo por lo menos, no era consciente de ello, para mi era una maravilla. Conozco a otro dueño de un Commodore, intercambiamos juegos, y encima puede grabarme algunos. 

Para mi gran regocijo tiene una copia del GnG, inmediatamente le paso una TDKD60 para grabarlo. La elección era lógica, un juego como ese se merecía de lo bueno lo mejor. Esa cinta estaba reservada para grandes ocasiones. 

Hasta tres veces el muchacho lo grabo, pero mi Datacasette se negaba a reconocerlo. Aparecía el consabido “FOUND: GHOST 'N GOBLINS”, a continuación seguía cargando pero nada, ni siquiera las líneas multicolor… ¡Qué decepción! 

Algunos leyendo esto ultimo pensaréis en el mágico azimut del reproductor, pero yo nunca me atreví a tocarlo por miedo a que las demás cintas dejaran de cargar.

Pasa el tiempo y empiezo a leer en la Micromanía unos anuncios de una tienda llamada ‘Centro Mail’… “Venta de juegos por correo, qué interesante…” me digo mientras paseo mi ojos por un montón de títulos. Uno de ellos me llama la atención 6 PACK VOL.3, un recopilatorio… Ya había probado las mieles de un pack, el famoso ERBE88, que con vuestro permiso comentaremos en futuros artículos. Empiezo a leer los títulos…. ¡Ghost’n Goblins! ¡Ya está! ¡Va ser mío! Pero hay mas títulos te dirás, lo sé, lo sé, pero al ver el primer título los demás casi los obvio.

No recuerdo si llamé por teléfono o envié un cupón, pedí varios juegos/recopilatorios a esta tienda, tampoco recuerdo el precio, seguro que algo mas de 875 pesetas, pero merecía la pena ¡eran 6 juegos!

La emoción de esperar la notificación depositada en el buzón del aviso de llegada para recoger el paquete ‘contra reembolso’, ir a la oficina de correos, llegar a casa y desempaquetar el objeto de deseo.

¡Por fin! Una copia original del juego deseado.

Hasta aquí la primera parte de este articulo. Espero que al menos os haya entretenido, os prometo una segunda parte con un ‘análisis profundo y subjetivo’ de la conversión en cuestión.

Por aquí os dejo el link por si queréis echarle un vistazo.

DarrO


Los Originales (y 2)

Parte II. Paseos sin sentido por un pueblo maldito. Empezamos la segunda parte de la serie de artículos dedicados a mis primeros originales....